miércoles, 15 de julio de 2015

DESPISTADOS.

Es el mejor título que puede tener el suceso, (porque sucedió), que he encontrado. Puede haberlos mejores, pero es el mío. Todo comenzó un jueves 12 de noviembre de 2009, en la finca El Machal, sita en las estribaciones de la Sierra de San Pedro, en el Valle del Louriana o Loriana, allí donde cuenta la historia que nació esa modalidad de caza, que me apasiona, pero que no he podido practicar, que es nuestra Ronda, paraje Covarsiano por antonomasia... En fin, "veintipico" años en esas sierras. Ese día, repasando algunas armadas y supervisando la montería del sábado próximo, nos damos de bruces con un hecho bastante frecuente... El tener la mancha llena de mierda!! Al parecer, a alguien no le gustaría como estaba el campo, que se entretuvieron en decorarlo con toallitas, de estas que se utilizan para asuntos varios, impregnada en algún tipo de producto químico de dudosa procedencia. No se nos ocurrió otra cosa, que el recogerlas todas e ir metiéndolas en el coche. Más tarde, tomamos la decisión de suspender la montería, costara lo que costara, para evitar males mayores. También tuvimos que pasar por urgencias, pues empezamos a notar que nos faltaba el aire, temblores etc.. Diagnóstico: intoxicación por agentes externos. Unas horas en observación y para casa. Al día siguiente, parte médico en la mano, denuncia al canto, junto con los dueños de la finca. Todavía estoy esperando..

Nueva fecha: 10 de Enero de 2010.


En Coto Morales, nos dimos cita los Monteros para degustar unas buenas migas y proceder al sorteo de posturas. Nadie podría imaginar lo que allí sucedió. Día frío si, pero estupendo para montear. Ya en la junta, algunas mariposas revolotearon, pero no le dimos importancia. La mancha se cerró y los perros se soltaron. Ese día me acompañaba Alberto Covarsí, que quiso que tuviera el honor, de poder utilizar el mítico cuchillo de remate del único e irrepetible Montero de Alpotreque. Además, eran arrendatarios de la caza menor de la finca. Una vez llegado a mi postura, una piara cochinos se nos cruza delante. Buen presagio, malos augurios. A la hora de estar puestos, y de haberse jugado muchos lances, allí podíamos ponernos los esquíes y disfrutar de un buen descenso. Nevaba como en la Covatilla. Ladras y tiros por todas partes, asombro, nueva nevada en el campo, gestos contrariados, preocupación... Todavía me dio el día, para regalarme un lance a una piara de cochinos, de la que pude abatir tres hermosas cochinas de tres tiros.. (Ya dije al dueño de esta página, que no todo iba a ser dejar para simiente, que de vez en cuando...) Termina la montería y empieza el baile. Un manto blanco de medio metro, borra todos los caminos, Monteros alucinados que han disfrutado de 2, 3 y hasta 5 lances, postores con los carros hasta la bandera, coches hundidos y embarrancados, barrizales de miedo, secretarios en paños menores, metidos en una charca sacando un venado (hay fotos), perros y perreros desorientados y Monteros despistados. Llegada al cortijo y espera a que amaine para salir. A esto de las 17:30 horas, ya casi de noche y con más frío que una aguanieves, sin comer (por costumbre de esperar a los compañeros), veo la cara de preocupación de la mujer y compañeros de dos amigos, que no habían llegado. No tienen vehículo, y la preocupación es máxima. También faltan otros dos, de los más viejos del lugar. Activo el protocolo de seguridad y rescate. Salen varios coches en una dirección y yo, junto con uno de mis postores de confianza, vamos por otra parte, buscando un terreno más alto, donde los despistados pudieran escuchar nuestros disparos al aire. Cogemos camino público hacia Puebla de Obando, hasta que mis ojos y mi sentido de la orientación me dejan. Sólo queda volver. Han pasado casi 5 horas y nada. Me comunican vía teléfono móvil, que afortunadamente, el resto han salido de la finca, camión de las carnes y con mucha ayuda incluidos. Nos espera en La Nava de Santiago o que nos arropemos con una manta y pasemos la noche con la calefacción puesta. En el dilema de volver o seguir, nos topamos con dos luces de un todo terreno, donde a bordo van 4 hombres vestidos de verdes, bien cargados de bolsas de basura. No me pregunten que llevaban, pero era tiempo de matanzas.. Les preguntamos si habían visto algún coche, nos dicen que no, les decimos que nos damos la vuelta y no dicen que no se nos ocurra, que ellos nos guían hasta la carretera. No quepo en mi asombro, parece que llevaban un GPS, corríamos por aquella dehesa nevada, como si fuéramos por la mejor de las autovías. 1 km antes de salir a la carretera, nos topamos con los "despistados", haciéndose ya el hueco para pasar la noche, previo atraco a la cesta de víveres de uno de ellos. Respiramos más tranquilos, nos fundimos en un abrazo, damos parte y sacamos la soga, pues se habían quedado hundidos de las ruedas traseras, al intentar dar la vuelta. Menos mal, porque la hubieran liado más gorda aún. El Opel Monterrey sin doble tracción por avería (a quien se le ocurre salir así al campo), yo con un X5 sin doble tracción si quiera, pero con muchos huevos, eso si, los matanceros, como habían cumplido, ni abrieron la puerta, la saltaron...
Final feliz, si claro, estamos escribiendo la anécdota, resultado, todavía no me lo han sabido decir. 2 de la mañana, con frío y hambre a partes iguales.. Bueno, ya podemos llamarlos perdidos, pero ellos se empeñan, en que sólo se habían "despistado".


Por: Óscar Díaz
Secretario de JUVENEX y cazador.
@GaliteraHunter

"El Mani" y Raul Blazquez

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